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domingo, 11 de marzo de 2018

Biografía de Mahavirá

Mahavirá

Vardhamāna Mahavirá (Ksatriyakundagrama, India, 16 de abril del 549 a.c - Pavapuri, India, 10 de noviembre de 477 a.c). Líder espiritual, de origen indio, considerado el número 24 y el último de los Tirthankaras (salvadores que predican el jainismo) y fundador del Jainismo.

Se cree que fue contemporáneo de Buda, junto a quien protagonizó la mayor oposición religiosa contra las costumbres de la Brahman, predicando y aplicando en su vida la filosofía de la no violencia, la negativa hacia los sacrificios rituales y hacia el sistema de castas. En la actualidad el Jainismo es seguido por alrededor de cuatro millones de personas, razón por la cual Mahavirá es tenido como una de las figuras religiosas más influyentes de la Historia.

Vida temprana


Según la tradición se cree que nació y creció a las afueras de Vaishali, en Ksatriyakundagrama, en lo que es hoy en día Basarh, en el estado de Bihar, India. En cuanto a su fecha de nacimiento, todas las ramas de Jainismo coinciden en señalar que Mahavirá nació, a las cuatro de la mañana, del día 13 de la luna nueva de chaitra, fecha que, en el calendario gregoriano, usado por occidente, coincidiría con el 16 de abril. No obstante, existen divergencias en cuanto al año de su llegada al mundo. 

Así, mientras para los jainas Digambara (desnudos) su natalicio pudo haber ocurrido en el año 615 a.c, para los jainas Shvetambaras (vestidos de blanco) ocurrió en el 599 a.c. Sin embargo, la mayoría de los investigadores modernos señalan que Mahavirá fue contemporáneo de Buda (entre el siglo VI y IV a.c).

Habría pertenecido a la casta guerrera de Kshatriya. Su padre, Siddharta habría sido Rey de Kundagrama, actual estado de Bijar, India. Su madre, llamada Devananda era descendiente de la casta sacerdotal de la Brahman, aunque en otras tradiciones se señala que pudo pertenecer también a la casta Kshatriya, la segunda en importancia entre las cuatro castas de políticos y guerreros. Tal como continúa la leyenda sobre este líder religioso, su padre le habría llamado con el nombre de Vardhamāna, que puede traducirse como “que aumenta”, debido a que su fortuna comenzó a crecer a raíz del nacimiento de su hijo.

Leyenda


De acuerdo a las enseñanzas predicadas por el mismo Mahavirá, recogidas por las distintas ramas del Jainismo, después de nacer, el dios Indra lo habría tomado de brazos de su madre, para bañarlo con la leche sagrada de la vaca Surabhi, según los rituales deparados al último Tirthakar, para luego devolvérselo nuevamente a su madre, Devananda, la cual en algunas ramas también recibe el nombre de Triśala.

Al igual que Siddharta Gautama, Vardhamāna habría vivido como un príncipe, en medio del lujo de su palacio, aunque no era el primero en la línea de sucesión, por ser uno de los hijos menores del Rey. De la misma forma, después de casarse con una mujer de su misma casta, con la que tuvo una hija, Vardhamāna habría renunciado a su vida, para entregarse a la práctica de un estricto ascetismo. Historia que coincide con la vida de Buda e incluso con la Parsuá, su predecesor, el Thirthankara 23, que habría vivido en el siglo XVIII a.c, también renunciando a su condición de príncipe guerrero a los treinta años.


Mahavratas, grandes cinco votos de renuncia


A partir de entonces, de acuerdo a las tradiciones de los jainas, Vardhamāna renunció al mundo. El primer año vistió la misma prenda, pero a medida que avanzó en su práctica comenzó a ir desnudo. No tenía ninguna posesión material. Practicó al máximo la no violencia (ahimsa) y la negación del cuerpo, permitiendo incluso que los insectos caminaran sobre su cuerpo, resistiendo con paciencia el dolor de las picaduras. Igualmente soportó con tranquilidad los golpes e insultos de los que en ocasiones fue víctima por parte de la gente, debido a su aspecto.

Se entregó a la meditación, el ayuno, comiendo en muy pocas ocasiones y siempre y cuando no fuese nada preparado para él. Su vida se volvió errante, aunque la mayoría del tiempo habitaba los sitios destinados a la cremación, así como los cementerios. Logrando con esto la aceptación de los Mahavratas, cinco “grandes votos” de la renuncia, conformados por la negación a matar, a las falsedades del habla, la codicia, el placer sexual y el sentido de posesión sobre los seres vivos y materiales. Conquistando con esto un voto más que su predecesor Parsuá.

Enseñanzas y legado


A la luz de las enseñanzas jainas, a los doce años de una vida en completa renuncia, Mahavirá alcanzó el máximo nivel de percepción, conocido por los jainas como el kevala.  Según sus enseñanzas, el hombre debía procurar liberarse del ciclo de las infinitas reencarnaciones que predicaba el hinduismo, ya que la reencarnación sólo significaba que el alma llevaba con ella impurezas, que tenían su raíz en el mundo material, por lo cual había que alejarse completamente de éste, representado por los lujos y las pasiones, a fin de lograr la liberación y el descanso eterno. Mahavirá basó sus conocimientos en la doctrina de Parsuá, reformando y sistematizando las creencias del Jain, dándole una nueva óptica a su mitología y cosmología, al tiempo en que dictó las reglas bajo las cuales debían regirse los monjes y monjas jainistas, así como sus seguidores, razón por la cual es considerado el fundador del jainismo.

Mahavirá, cuyo nombre puede traducirse como “el que se vence a sí mismo”, fue nombrado también con el título de Jina (conquistador de los enemigos). De acuerdo a sus seguidores falleció en Pavapuri, actual Bihar, a la edad de setenta y dos años, en el 510 a.C, según los jainas Digambara, mientras que para los Shvetambaras su muerte habría sucedido en el 527 a.C. A su fallecimiento dejó como legado un grupo de seguidores, calculados en unos cuatrocientos mil, quienes se dedicaron a predicar y practicar el Jainismo.

martes, 21 de julio de 2015

Biografía de Dalai Lama

Reflexiones de un Universo Mágico
Nació el 6 de julio de 1935 en el poblado de Takster, en el noreste del Tíbet, en el seno de una familia de campesinos.

Con dos años de edad fue reconocido como la reencarnación de Su predecesor.

Los Dalai Lamas son la manifestación del Buda de la Compasión quien escogió renacer para servir a la humanidad. Dalai Lama significa, Océano de Sabiduría; los tibetanos por lo general se refieren a Su Santidad como Yeshe Norbu, la Gema que Concede Todos los Deseos, o simplemente lo llaman Kundun, la Presencia.

Al fallecer el Décimo Tercer Dalai Lama en 1935, el Gobierno Tibetano debía encontrar el niño en quien el Buda de la Compasión habría de encarnar ayudados por los signos de donde ir a buscar. En 1938 Altos Lamas y dignatarios fueron enviado por todo el Tíbet para buscar el sitio de la visión. Los que se fueron hacia el este, fueron dirigidos por el Lama Kewtsang Rinpoché del Monasterio Sera. En Takster encontraron dicho sitio y fueron a la casa con Kewtsang Rinpoché disfrazado como sirviente, y el monje de menor rango, vestido como si fuese el líder.

El Rinpoché llevaba colgado un rosario del Décimo Tercer Dalai Lama y el niñito al verlo lo reconoció y le dijo que se lo diera. El prometió dárselo siempre y cuando adivinara quien era él. El niño respondió, "Sera aga" lo que en el dialecto local significaba, "un monje de Sera."El niño fue también capaz de decirles quien era el verdadero líder y quien era el sirviente. Luego de muchas otras pruebas realizadas más adelante fue entronizado en 1940 convirtiéndose en el Décimo Cuarto Dalai Lama.

En 1950, con dieciséis años de edad, tuvo que asumir el pleno poder político cuando la China invadió al Tíbet. El 10 de marzo de 1959, estalló el Levantamiento Nacional Tibetano, que se había manifestado como expresión popular para defender la independencia histórica de Tibet. Una semana más tarde se refugió en la India donde le brindaron asilo político. Fue seguido hacia el exilio por más de cien mil refugiados tibetanos.

Desde 1960 ha residido en Dharamsala, una pequeña ciudad en el Norte de India, popularmente conocida como la "pequeña Lhasa". Propuso un Plan de Paz de Cinco Puntos en 1987-1988 el que estabilizaría toda la región asiática la que ha recibido muchos elogios de hombres de estado y de cuerpos legislativos a lo largo de todo el mundo, pero que los chinos no negociaron.

lunes, 20 de julio de 2015

El Gran Yogui Milarepa

Reflexiones de un Universo Místico







A través de lo que su propia vida nos demuestra, el gran yogui Milarepa significó un ejemplo de lo que es el perfecto bodhisatva, a la vez que constituye un modelo de la vida incorruptible de un genuino practicante. Al vivir sin pertenencias en los elevados baldíos del Himalaya dejó claro que la pobreza no es una forma de carencia, sino un modo necesario para emanciparse de la tiranía de las posesiones materiales. Nos mostró que la práctica tántrica no implica indulgencia ni negligencia. Al contrario, exige mucho esfuerzo, disciplina estricta y decidida perseverancia. Demostró que si no hay una renunciación resoluta y una disciplina inquebrantable todas las ideas sublimes y las deslumbrantes imágenes que exhiben el budismo mahayana y el tántrico no son más que maravillosas ilusiones.

Juventud de Milarepa


Su biografía, junto con todas las canciones que contiene, se integró en el siglo XV y todavía hoy es una de las más grandes fuentes de inspiración en el budismo tibetano. 

Milarepa, cuyo nombre se puede traducir aproximadamente como “Milarepa, el que viste el manto de algodón de un asceta”, nació alrededor del año 1025, en el oeste del Tíbet, cerca de la frontera con Nepal. Su opulento padre murió cuando él tenía siete años y la prosperidad de su familia cayó en manos de unos tíos que, a pesar de haber hecho un juramento al padre fallecido, trataron a Milarepa, su madre y su hermana casi como a esclavos. Su madre le rogó que vengara esas injurias y Milarepa se acercó a la brujería, llegando a dominar las fuerzas destructivas de la naturaleza. Así, con una feroz tormenta, mató a muchas personas. 

Más adelante lo abrumó el remordimiento y supo que la única manera de expurgar su mal karma era alcanzar la iluminación en esa misma vida. Milarepa buscó al maestro Rongton, quien a su vez lo envió con Marpa, el famoso traductor que recién había vuelto de la India después de muchos años de estudiar allí. Marpa pudo ver que Milarepa era un discípulo de extraordinaria capacidad y enorme determinación. También observó que antes de que pudiera satisfacer ese potencial, Mila necesitaría deshacerse de su mal karma y optó por tratarlo como a un sirviente durante seis años, fingiendo ser un maestro hosco. Milarepa se vio sometido a un régimen severo que lo llevó al borde del suicidio. 

Una vez que Milarepa purificó su karma, Marpa lo preparó para que llevara la vida solitaria de un yogui. Le transmitió sus principales enseñanzas del mahamudra, la percepción sin esfuerzo de la vacuidad, así como los seis yogas de Naropa, con especial énfasis en la práctica de tumo, el “calor psíquico”, lo cual le permitió vivir sobre la nieve vistiendo tan sólo un delgado manto de algodón. 

Sin embargo, para esta época, Milarepa tenía ya muchos años de haberse separado de su familia y un día, mientras meditaba en su cueva, se quedó dormido y soñó que volvía a casa y veía los huesos de su madre sobre las ruinas de lo que había sido su hogar. Soñó que su hermana era una mendiga vagabunda y que su casa y sus campos estaban abandonados y cubiertos de hierbajos. Despertó llorando amargamente y fue tanta su congoja que dejó a Marpa y volvió a su pueblo, donde confirmó lo que le inquietó en sus sueños. Al ver que la dolorosa existencia humana se consumía sin esperanzas, vanamente en la impermanencia, surgió en su interior un angustioso deseo de renunciar al mundo.

La iluminación de Milarepa 


Milarepa hizo el voto solemne de meditar sin interrupción en una montaña remota hasta alcanzar la completa iluminación. Así estuvo meditando durante doce años consecutivos, solo en una cueva, alimentándose nada más con ortigas, hasta que todo su cuerpo adquirió un tono verdoso. Gracias a ese esfuerzo constante logró su recompensa y alcanzó la completa iluminación.

Milarepa, Gampopa y la tradición kagyu 


Después de esto, comenzó a aceptar discípulos y a enseñar por medio de sus famosas canciones. Tuvo muchos seguidores y benefactores. Entre éstos, el más famoso fue el médico Gampopa, quien fundó la tradición monástica de la escuela kagyu.

Las enseñanzas de Milarepa


Milarepa enseñaba espontáneamente, de manera libre, respondiendo con canciones y versos a cualquiera que le solicitara una enseñanza. En una ocasión, cinco monjas jóvenes llegaron a visitarlo en lo alto de las montañas, en la Cueva del Tigre de Senge Tson. Ellas dijeron, “se supone que este lugar, lleno de terror, es un sitio ideal para mejorar la meditación. ¿Es posible que tal cosa sea verdad? ¿Así lo has observado?”. Entonces, Milarepa cantó:

¡Obediencia a ti, mi maestro!
Te encuentro tras haber acumulado grandes méritos
y ahora permanezco en el sitio que tu profetizaste.

Es un lugar exquisito, con muchas colinas y bosques.
En las praderas montañosas crecen las flores.
¡En el bosque bailan y oscilan los árboles!
Para los monos, éste es un campo de juegos.
Las aves cantan bellas tonadas.
Las abejas vuelan y zumban
y desde el alba hasta el anochecer los arco iris vienen y van.
En el verano y el invierno cae la dulce lluvia,
la bruma y la neblina cubren todo en el otoño y la primavera.
En este lugar tan maravilloso, completamente solo,
yo, Milarepa, vivo muy feliz,
meditando en la Mente que ilumina la vacuidad.

¡Oh! ¡Qué felices son las miles de manifestaciones!
Mientras más altas y bajas suceden, mayor es mi alegría.
Feliz es el cuerpo que no padece del karma culposo.
¡Muy felices, en verdad, son las innumerables confusiones!
Mientras mayor es el temor, más grande es mi felicidad.
¡Oh! ¡Qué feliz es la muerte de las sensaciones y las pasiones!

¡A mayores angustias y pasiones
más dicha y alegría puede uno sentir!
¡Qué felicidad no sufrir dolores ni enfermedades!
¡Qué felicidad sentir que la alegría y el sufrimiento son una misma cosa!
¡Qué felicidad es jugar moviendo todo el cuerpo
con el poder que surge del yoga!
¡Saltar y correr, bailar y brincar, son aun más fabulosos!

¡Qué felicidad entonar el canto victorioso!
¡Qué felicidad tararear y canturrear!
¡Y qué mayor alegría que hablar y cantar en alta voz!
Feliz es la mente, poderosa y segura,
empapada por el reino de la Totalidad.

La felicidad más extrema
es la emancipación del poder propio.
Felices son las miles de formas, las miles de revelaciones.
Como regalo de bienvenida para mis fieles discípulos,
canto a la felicidad yóguica.

Biografía de Buda [Siddharta Gautama]

Reflexiones de un Universo Mágico
(Kapilavastu, actual frontera entre Nepal y la India, h. 560 a.C.-Kusinagara, hoy Kasia, actual India, h. 480 a.C.) Príncipe indio del clan de los Sakyas, fundador del budismo. Las menciones biográficas acerca de la vida de Buda son escasas y fragmentarias, y proceden, en su mayoría, de tres grandes fuentes, a saber: los vinaya, los sutta-pitaka y el buddhacarita de Asvaghosa, todos ellos textos posteriores a su tiempo. Por otro lado, en su biografía se mezclan distintas leyendas y tradiciones, todo lo cual imposibilita el conocimiento exacto de fechas y actos.

Hay, sin embargo, cierto consenso en ubicar su nacimiento en el seno de una familia de casta elevada. Su padre, Suddhodana, era monarca de los Sakya, clan de la región de Kapilavastu. A su madre, Maya, no llegó a conocerla, pues falleció una semana después de que él naciera. Tras una infancia y una adolescencia propias de su procedencia cortesana, contrajo matrimonio con su prima Yasodhara, con quien tuvo un hijo varón al que llamaron Rahula.

A los veintinueve años, hastiado de su condición principesca y muy afectado por los sufrimientos de sus semejantes, decidió abandonar el palacio paterno para encontrar la causa del dolor humano y una vía hacia la libertad. Con este fin, se entregó al ascetismo más riguroso, del cual, sin embargo, no extrajo ningún conocimiento.

Tras varios años de infructuosa meditación, el día de luna llena de Vesakha (mayo del 523 a. C.) se sentó bajo una higuera sagrada en Uruvela, a orillas de un afluente del río Ganges, dispuesto a no moverse de allí hasta alcanzar el verdadero conocimiento. Éste le sobrevino durante la noche, una vez superadas las tentaciones que para alejarlo de su fin dispuso el dios Mara, y Gautama obtuvo la iluminación, y se convirtió desde entonces en el Buda, que significa el Iluminado.

A partir de aquel instante dedicó el resto de su existencia a predicar el dharma, es decir, la doctrina o ley suprema de todas las cosas. Sus primeros discípulos fueron cinco ascetas, antiguos compañeros suyos, ante quienes pronunció en Benarés su primer sermón, conocido como Discurso sobre el movimiento de la rueda del dharma, y en el cual explicó por vez primera la doctrina de las Cuatro Verdades. Estos cinco ascetas fueron los primeros integrantes de la sangha («la comunidad»), la cual fue ampliándose durante los siguientes años, dedicados íntegramente por Buda a la difusión de la nueva fe y a la organización de la bhikku, la comunidad monástica del naciente budismo.

Tras escapar de un intento de asesinato a manos de su primo Devadatta, acontecido ocho años antes de su muerte, y conseguida la conversión de su esposa y su hijo a la nueva doctrina, Buda enfermó de disentería, dolencia que le produjo la muerte a los ochenta años de edad. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas y reliquias, que con el tiempo fueron objeto de culto, se repartieron entre sus discípulos más aventajados y fueron por último encerradas en diez stupas o monumentos funerarios.

Buda no dejó ninguna obra escrita. Sus enseñanzas se transmitieron oralmente hasta su transcripción, cuatro siglos después, en el Canon Pali. La nueva doctrina revelada por él otorgaba un papel secundario al conjunto de divinidades, estaba abierta a los miembros de todas las clases sociales y defendía que el ser está sometido al samsara, la rueda de los nacimientos y las muertes, en movimiento hasta que la acción (karma) no la detenga, entendiendo por karma el destino de un ser vivo condicionado por los actos realizados en sus anteriores vidas.

De este planteamiento inicial surgen las Cuatro Verdades Nobles, a saber: el mundo es sufrimiento; éste deriva de los deseos humanos; el único camino hacia la salvación pasa por la renuncia voluntaria al deseo; la salvación se consigue por la vía de los ocho nobles principios: la comprensión recta, el pensamiento recto, la palabra recta, la acción recta, el medio de existencia recto, el esfuerzo recto, la atención recta y la concentración recta. Cuando el ser humano los aplica se consigue la vía media, que abre las puertas a una existencia equilibrada. El objetivo final de la existencia es el nirvana, al cual se llega tras el agotamiento del karma y de la perenne cadena de las reencarnaciones.

Biografía de Osho

Reflexiones de un Universo Mágico
Nació el 11 de diciembre de 1931 en Kuchwada, una pequeña aldea en el estado de Madhya Pradesh, India central. También fue conocido como Bhagwan Shree Rajneesh y posteriormente con el nombre de Osho (Oshö: Término Japonés utilizado en el Budismo Zen para referirse a un monk o monje budista).Y finalmente este nombre (OSHO), porque siempre les decía a sus discípulos que debían fundirse con la realidad, como una gota de agua en el océano, sus discípulos comienzan a llamarlo el oceánico. De ahí a Osho

Primogénito de una modesta familia de mercaderes de la religión jainista, la misma de Mahatma Gandhi. Fue criado por sus abuelos maternos hasta los ocho años, hecho que tuvo una profunda y decisiva influencia en sus futuras enseñanzas. Su abuela fue su verdadera madre y con su espíritu de apertura y condescendencia permitió que la indiferencia a la alegría, el ascetismo, la represión sexual y material, el odio al propio cuerpo y a la mujer, comunes en el jainismo no afectaran, la formación de la niñez de Rajneesh.

En sus años universitarios se hizo famoso por su participación en concursos de debates entre estudiantes, muy populares en la India. Obtuvo el título y la medalla de oro de Campeón de Debates de todo el país. En 1956 recibió su master en filosofía con primera clase de honores - la clasificación más elevada dentro de una especialidad -, en la Universidad de Sagar.

Luego de un periodo de nueve años, como profesor de filosofía en la Universidad de Jabalpur, renuncia a su puesto para viajar por toda la India dando charlas sobre todos y cada uno de los aspecto del desarrollo de la conciencia humana.

En 1968, se estableció en Bombay. Dos años más tarde creó su revolucionaria Meditación Dinámica, técnica que ayuda a detener la mente y a liberarse de ataduras y traumas mediante la catarsis. Más tarde ideó otras meditaciones con música y danzas: Kundalini, Nataraj (técnicas sufis) y Nadhabrama, relacionadas con la energía auditiva, con una versión para hacer en pareja.

A partir de 1970 llegaron hasta él miles de occidentales interesados en la búsqueda de sí mismos y en experimentar su Meditación Dinámica. El 21 de marzo de 1974, fundó el Ashram de Poona el centro alcanzó fama mundial. Además de enseñar todas sus meditaciones, incluía grupos y talleres que combinaban métodos orientales con psicoterapia occidental. En forma paralela, entregaba técnicas de rolfing, bioenergía, terapia corporal neoreichiana, tai chi, rebirthing. En 1980, Osho había reunido 250.000 discípulos en todo el mundo, que se vestían con tonos del sol naciente, bautizados por la prensa como "los rojos".

En Poona entregaba una charla matinal, que era seguida por la meditación dinámica.

Una afección congénita de la columna deterioraba poco a poco su salud, y a principios de los ´80 aparecía sólo dos veces al día ante el público de Poona. En esa época, comenzaron a surgir ataques a sus enseñanzas. Dirigentes religiosos de las iglesias de Oriente y Occidente criticaban públicamente las actividades del ashram de Poona, en especial los discursos del maestro.

El 1° de mayo de 1981, Osho entró en etapa de silencio. Su salud empeoraba. Sus médicos personales decidieron llevarlo a los Estados Unidos para operar su columna. Viajó en silencio a Norteamérica. Sus sannyasins del nuevo mundo le regalaron tierras en Oregón y crearon, trabajando con sus propias manos, Rajneeshpuram, una ciudad para 500 personas, con capacidad de recibir 20.000 alojados. Allí empezaron a celebrar festivales anuales.

Aunque recuperó su salud, la etapa norteamericana fue tensa y crítica para Osho. El gobierno conservador de Ronald Reagan rechazaba la existencia de Rajneeshpuram y buscaba pretextos para destruirla. En octubre de 1984, el maestro rompió el voto de silencio, y en 1985 comenzó a dar charlas públicas.

El hostigamiento del gobierno crecía y la oportunidad para librarse de Osho se presentó el 14 de septiembre de 1985, cuando su secretaria privada cometió varias irregularidades, entre ellas un intento de envenenamiento al médico del maestro, y escapó llevándose 40 millones de dólares de propiedad de la comunidad. Osho abrió las puertas al gobierno para que investigara, pero se lo acusó de infringir las leyes de inmigración, enviándolo a la cárcel.

Sus abogados lograron excarcelarlo en noviembre, pagando una fianza de 40.000 dólares, con el compromiso de que no volvería a Estados Unidos por cinco años. El gobierno presionó a otros países, para que no lo recibieran, lo que dio lugar a un doloroso peregrinaje por 21 naciones que, alineándose con el gigante del Norte, rechazaron su presencia negándole la visa e impidiéndole, a veces, hasta descansar en los aeropuertos.

El 4 de enero de 1987 retornó a Poona, pero en julio de 1988 se sintió con ánimo para dirigir la meditación al final de los discursos de la tarde. En esa época, creó una nueva técnica meditativa: la Rosa Mística.

Enero de 1990 marca el principio del fin. Cada día se siente más débil, no puede pronunciar discursos ni liderar meditaciones. Es incapaz de caminar hasta el Gautama Buddha Auditórium. El día 18 ya no se levanta.

En la mañana del 19 de enero, su doctor observa un pulso irregular y le sugiere prepararse para resucitación cardiaca. Osho responde: "No. Déjenme ir. La existencia ha decidido que es el tiempo... Mi presencia será mucho más fuerte sin el infierno de mi cuerpo torturado". Su médico afirma que el sufrimiento es el efecto del veneno de las prisiones americanas. A las 17:30 del 19 de enero a la edad 58 años, su espíritu vuela. Sus discípulos lloran desconsolados

Su muerte fue noticia internacional de las agencias cablegráficas que hacían notar un dato curioso: el críptico epitafio grabado en la tumba que guarda sus cenizas había sido escrito por el propio maestro pocos días antes de morir: "Osho nunca nació, nunca murió, solamente visito el planeta Tierra entre el 11 de diciembre de 1931 y el 19 de enero de 1990"

Antes de su muerte, le preguntaron qué pasaría cuando se fuera. Respondió: "Si hay algo de verdad en lo que he dicho, sobrevivirá. La gente interesada en mi trabajo llevará la antorcha, sin imponer nada a nadie... Deseo que no olviden el amor, porque si no es sobre él no se puede fundar iglesia alguna. La conciencia no es monopolio de nadie, igual la celebración, el regocijo y la mirada inocente de un niño... Conózcanse a sí mismos pues el camino es hacia adentro".

Biografía de Jiddu Krishnamurti

Reflexiones de un Universo Mágico
Jiddu Krishnamurti nació el 11 de mayo de 1895 en Madanapalle, un pequeño pueblo del sur de la India. La Dra. Annie Besant, entonces presidenta de la Sociedad Teosófica, adoptó a Krishnamurti y a su hermano cuando eran jóvenes y junto con otros proclamó a Krishnamurti como el próximo Instructor del mundo, venida que ya habían pronosticado los mismos teósofos. Para preparar el mundo para esa venida, se creó una organización mundial llamada “La Orden de la Estrella” y el joven Krishnamurti fue designado como su máximo dirigente.

Sin embargo, en 1929 Krishnamurti renunció a ese papel que supuestamente debía jugar, disolvió la Orden que ya tenía un inmenso número de seguidores y devolvió todo el dinero y las propiedades donadas para ese trabajo.

A partir de entonces, durante casi sesenta años hasta su muerte el 17 de febrero de 1986, viajó por todo el mundo hablando a grandes audiencias y a individuos, de la necesidad de un cambio radical en la humanidad.

Krishnamurti es considerado mundialmente como uno de los grandes pensadores y maestros religiosos de todos los tiempos. Él no enseña ninguna filosofía ni religión, sino que habla de las cosas que nos afectan a todos en nuestra vida cotidiana, de los problemas del vivir en una sociedad moderna, con su violencia y corrupción, de la búsqueda individual de seguridad y felicidad, de la necesidad que la humanidad se libere a sí misma de las cargas internas del miedo, de la ira, de las injurias y del sufrimiento. Con gran precisión expone el funcionamiento sutil de la mente humana, y señala la necesidad de generar en nuestra vida diaria una cualidad meditativa profunda y espiritual.

Krishnamurti no perteneció a ninguna organización religiosa, secta o país, ni suscribía a ninguna escuela política o pensamiento ideológico. Todo lo contrario, mantenía que estos eran los factores mismos de la división entre seres humanos y la causa de conflictos y guerras. Insistía una y otra vez a los que le escuchaban, que ante todo somos seres humanos y no hindúes, musulmanes o cristianos, que somos como el resto de la humanidad, y que no existe ninguna diferencia entre unos y otros. Pedía que anduviéramos de puntillas por este mundo sin destruirnos unos a otros ni al medio ambiente; transmitía a quienes le escuchaban un sentimiento de profundo respeto a la naturaleza. Su enseñanza trasciende las creencias, los sistemas, el sentimiento nacionalista y sectario creados por el hombre. Al mismo tiempo, aporta un significado y una orientación nueva a la humanidad en su búsqueda de la verdad. Su enseñanza, aparte de ser relevante para la era moderna, es atemporal y universal.

Krishnamurti no hablaba como un gurú sino como un amigo, sus charlas y diálogos no se basaban en el conocimiento tradicional sino en sus propias percepciones de la mente humana y en su visión de lo sagrado, por lo que siempre transmitía una sensación de frescura y objetividad a pesar de que la esencia de su mensaje no haya variado a lo largo de los años. Cuando se dirigía a grandes audiencias, la gente sentía que Krishnamurti hablaba a cada uno de ellos, señalando los problemas personales de unos y otros. En encuentros personales era un maestro compasivo, escuchaba atentamente al hombre o a la mujer que llenos de sufrimiento habían ido a verle, y les animaba a curarse por ellos mismos gracias a su propia comprensión. Para los estudiosos religiosos, sus palabras aportaban una luz nueva sobre los conceptos tradicionales. Krishnamurti aceptó el reto de los científicos y psicólogos modernos, juntos investigaron paso a paso sus teorías y, en ocasiones, eso les permitió discernir las limitaciones de sus propias teorías.

Krishnamurti dejó una gran cantidad de literatura en forma de charlas públicas, escritos, diálogos con profesores y estudiantes, científicos y renombrados religiosos, conversaciones con individuos, entrevistas en radio y televisión, así como cartas. Mucho de este material ha sido publicado en libros y en formatos audiovisual.